miércoles, 13 de diciembre de 2023

Capa 2 el manto terrestre

 

El manto terrestre es una capa de la Tierra ubicada entre la corteza y el núcleo, que representa aproximadamente el 84% del volumen total del planeta. Esta capa está compuesta principalmente por silicatos de hierro y magnesio, y se encuentra a una profundidad de entre 30 y 2.900 kilómetros debajo de la superficie terrestre.

El manto se divide en dos partes: el manto interno, que es sólido y elástico, y el manto externo, que es fluido y viscoso. La presión en la parte inferior del manto ronda los 140 GPa (unas 1 400 000 atmósferas).

La principal alteración mecánica en el Moho se evidencia en la velocidad de las ondas sísmicas, que aumenta sustancialmente, dada la mayor densidad de los materiales del manto. Esa mayor densidad resulta, además del efecto del aumento de la presión, de las diferencias en su composición química.

El manto terrestre representa el 83% del volumen y el 67% de la masa del planeta. En él, se concentran temperaturas y presiones suficientes para rebasar los puntos de fusión de los minerales. Estos parámetros determinan que las rocas más estables sean las formadas por piroxenos y olivinos magnesianos, como es el caso de las peridotitas y otras litologías ultramáficas.

Desde una visión general, los componentes más comunes en el manto de la Tierra son los silicatos de Fe, Mg, Al y óxidos. Dado que la composición marca los puntos de fusión de los minerales, es posible encontrar materiales fundidos en una zona del manto y parcialmente fundidos en otra. La presencia de material fundido menos denso disminuye la velocidad de las ondas sísmicas en las partes superiores del manto.


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