El núcleo
El núcleo de la Tierra, también llamado endósfera, siderósfera o barisfera, es su esfera central, la más interna de las capas esféricas concéntricas que constituyen la estructura de la Tierra. Está compuesto fundamentalmente por hierro, con 5-10 % de níquel y menores cantidades de elementos más ligeros, tal vez azufre y oxígeno.
Tiene un radio de cerca de 3500 km, mayor que el planeta Marte, y representa el 32 % de la masa total de la Tierra. La presión en su interior es millones de veces la presión en la superficie y la temperatura puede superar los 6700 °C.1 Consta de un núcleo externo líquido y un núcleo interno sólido. Anteriormente era conocido con el nombre de Nife debido a su riqueza en níquel y hierro.
El núcleo de la Tierra, también llamado endosfera, está constituido por dos capas diferentes, en extensión y estado físico, según muestran los datos sísmicos: un núcleo externo líquido de aproximadamente 2270 km de grosor y un núcleo interno sólido con un radio de unos 1220 km. Estos dos núcleos están delimitados por la discontinuidad de Lehmann.
Núcleo externo
Se supone que el núcleo externo es líquido, con un grosor de unos 2250 km, y está compuesto de hierro mezclado con níquel y pocos rastros de elementos más ligeros. Los especialistas suponen que la convección del núcleo externo, combinada con la rotación de dicho núcleo causada por la rotación de la Tierra (efecto Coriolis), genera el campo magnético terrestre a través de un proceso explicado por la hipótesis del dínamo.
Núcleo interno
El núcleo interno sólido consta de un radio de aproximadamente 1255 km y fue descubierto en 1936 por Inge Lehmann. Se cree que está compuesto principalmente por hierro (hasta un 70 %), de níquel (30 %) y otros metales pesados como iridio, plomo y titanio. Algunos científicos piensan que podría estar en la forma de un solo cristal de hierro extremadamente duro y pesado que forma una aleación.34 Especulaciones recientes sugieren que la parte más interna del núcleo está enriquecida por elementos muy pesados, con números atómicos por encima de 55, lo que incluiría oro, mercurio y uranio.5 Gracias a la lluvia de meteoritos con metales de hace 3.900 millones de años, nuestro planeta debería tener en la actualidad oro suficiente en su núcleo como para cubrir el globo con una capa de 4 metros de espesor.
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