Manto terrestre
El manto es una capa intermedia de los planetas terrestres o de algunos otros cuerpos planetarios rocosos, como la que se encuentra entre el núcleo, la capa más interna, y la corteza, la más externa. Está compuesto principalmente por silicatos. Para que se forme un manto, el cuerpo planetario debe ser suficientemente grande para haber pasado por el proceso de diferenciación planetaria en términos de densidad. Los planetas terrestres (la Tierra, Venus, Marte y Mercurio), la Luna terrestre, dos de los satélites de Júpiter (Ío y Europa) y el asteroide Vesta tienen cada uno un manto rocoso.
El manto terrestre es la capa de la Tierra que se
encuentra entre la corteza y el núcleo (supone
aproximadamente el 84 % del volumen del planeta). El manto terrestre se
extiende desde cerca de 33 km de profundidad (o alrededor de 8 km en las zonas
oceánicas) hasta los 2900 km (transición al núcleo). La diferenciación del
manto se inició hace cerca de 3800 millones de años, cuando la segregación
gravimétrica de los componentes del protoplaneta Tierra produjo la actual estratificación. La presión en la parte inferior del manto ronda los 140 GPa (unas 1 400 000 atmósferas). Se divide en
dos partes: manto interno, sólido, elástico; y manto externo, fluido, viscoso.
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