Una Alianza Inesperada
En las cumbres nevadas de los Andes, habitaba un majestuoso cóndor llamado Cielo, conocido por su aguda vista, por ser carroñero, una de las aves más grandes de su hábitat y por su imponente vuelo. En la misma región, vivía una hábil araña llamada Tela, famosa por su astucia, por sus 8 patas, por no tener huesos, ser chiquita y por sus telas casi invisibles.
Un día, un cazador furtivo llegó a las montañas con la intención
de capturar a Cielo por su preciado plumaje. El cazador, hábil en su oficio,
colocó trampas camufladas en la ruta habitual del cóndor. Cielo, confiado en su
vista, no las vio y estuvo a punto de caer en una de ellas.
En ese instante crucial, Tela, que observaba desde su telaraña,
vio el peligro que corría Cielo. La araña, con su astucia característica, ideó
un plan. Rápidamente, tejió una red invisible alrededor de la trampa,
camuflándola aún más. Cielo, al sentir la suave tela en su pico, se detuvo a
tiempo, evitando caer en la trampa, Cielo vio la trampa en la que iba a caer y decidió
ahuyentar al cazador que estaba escondido en un arbusto.
Cielo, sorprendido y agradecido, se dirigió a Tela. "Pequeña
araña, me has salvado la vida. ¿Cómo puedo recompensarte?", preguntó el
cóndor. Tela, con humildad, respondió: "No busco recompensa, Cielo. Solo
deseo que juntos protejamos este lugar de aquellos que quieren dañarlo".
Cielo comprendió la sabiduría de la araña y juntos forjaron una
alianza inesperada. El cóndor, con su vista y fuerza, y la araña, con su
astucia y sigilo, se convirtieron en guardianes de las montañas, frustrando los
planes del cazador y protegiendo a los demás animales.
Moraleja: La unión hace la fuerza. Incluso los más diferentes pueden lograr grandes cosas si trabajan juntos por un bien común. La astucia y la fuerza, combinadas, pueden vencer cualquier obstáculo
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